Tenía ganas hace rato ya de escribir, y enconcontré el momento justo ya que estoy con un típico resfrío y tengo que quedarme en cama reposando. Claro que esto no afecta para nada a todo el torrente de pensamientos e ideas que me invaden constantemente, y que hoy intentaré expresar.
Inquietud número dos (seguimos por orden de importancia):
El "destino". Más que nada fue, en un principio, una curiosidad, una vaga incógnita, una inquietud muy fugaz, que se convirtió con el tiempo en una de mis prioridades.
El destino... claro que, al no tener ningún tipo de creencia religiosa ni espiritista, todo el tema del destino no tiene mucho sentido, ya que al hablar del destino uno habla de un "plan" de vida para todos y cada uno, que se supone que ha sido creado por un ente superior a nosotros. El destino y el ente superior (quisiera llamarlo así, ya que me parece que todos los dioses son, en realidad, el mismo, hablando hipotéticamente) van de la mano. O quizá no, quizá el ente puede obrar sin la necesidad de utilizar o crear algo asi como un "destino" para todos, pero es otro tema.
De todas formas, el tema del destino abarca este tema de "Dios" o ente, como me gusta llamarlo, ya que la palabra Dios lleva consigo muchos estereotipos (me resulta algo cómico tener que usar esta palabra). Dios fue creado por el hombre para explicar todo lo que no se podía explicar. Es una excusa, un pretexto. Por eso no me gusta llamarlo "Dios". Prefiero usar una palabra transparente, libre de culpas y cargos.
Creo yo que cada uno tiene su propio "ente", o algo en qué creer. Sé que todas las personas tienen que creer en algo. Sé que es reconfortable la idea del destino, de que todo pasa por una razón, ya que da más vértigo pensar en que no sabemos qué nos puede pasar mañana, que no tenemos garantía alguna de que nos vamos a despertar. Es inquietante.
A veces siento que hay "algo más". Como que no es todo al azar, que hay muchas extrañas coincidencias. También el hecho de que todo esté escrito, nos limita en cierta forma.
Pero, es todo cuestión de creencias, y la verdad es que nunca lo voy a poder saber.
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